Manga (漫画) es la palabra japonesa para designar a la historieta. Se traduce,
literalmente, como "dibujos caprichosos" o "garabatos"; fuera del Japón, se la utiliza exclusivamente para referirse a la historieta japonesa.
Hokusai Katsushika, un representante del ukiyo-e, acuñó el término
manga, al combinar los kanji correspondientes a informal (漫 man) y a dibujo (画 ga).
Al autor de manga se le conoce como mangaka, y al aficionado, como otaku
(aunque actualmente este término es usado de manera más amplia).
El manga nace de una mezcla entre el ukiyo-e y el estilo de dibujo occidental,
y sólo tras la Segunda Guerra Mundial, se convertiría, progresivamente, en lo que hoy conocemos.
Una pequeña cantidad del total de mangas publicados en Japón suele convertirse en anime.
Este último se crea, usualmente, una vez que la serie ha tenido cierto éxito.
Lo más común es que las historias sean modificadas para hacerlas más comerciales o para cumplir con ciertas regulaciones de los canales de televisión.
El manga abarca una amplia variedad de géneros, y llega a públicos de muchos tipos diferentes y de espectros de edades diversos. Constituye una parte muy importante del mercado editorial de Japón y motiva múltiples adaptaciones a distintos formatos: series de dibujos animados, conocidas como Anime, o de imagen real, películas, videojuegos y novelas. Cada semana o mes se editan nuevas revistas con entregas de cada serie, al más puro estilo del folletín, protagonizadas por héroes cuyas aventuras en algunos casos seducen a los lectores durante años. Desde los años ochenta, ha ido conquistando también los mercados occidentales.
Características distintivas
Historia
El manga es una de las manifestaciones de la historieta. Si se precisa su vinculación con el arte japonés,
fue producto de una larga evolución a partir del siglo XI. Desde un principio, se puede notar el predominio
de la simplicidad en los detalles y la armonía en la composición.
Antecesores del Manga
Los primeros indicios del manga se desarrollaron con el Chōjugiga (dibujos satíricos de animales),
atribuidos a Toba no Sōjō (siglos XI-XII), del que apenas se conservan actualmente unos escasos
ejemplares en blanco y negro.
Durante el período Edo, el ukiyo-e se desarrolló con vigor, y produjo las primeras narraciones
remotamente comparables a los géneros actuales del manga, que van de la historia y el erotismo
a la comedia y la crítica.
Hokusai instaló el uso del vocablo Manga en uno de sus libros, Hokusai Manga, recopilado
a lo largo del siglo XIX. Otros dibujantes, como Gyonai Kawanabe, se destacaron también
en ese período artístico.
Los precursores del manga moderno
Cuando se inició la era Meiji, los artistas europeos se maravillaban del ukiyo-e, gracias a la exótica belleza que transmitía.
Con ello, los inicios del manga moderno se debieron no sólo al esteticismo en el arte del período Edo, sino a las influencias europeas,
y más tarde estadounidenses: sobre todo, con la introducción de las técnicas del cómic.
Fueron Charles Wirgman y George Bigot (ambos, críticos de la sociedad japonesa de su tiempo), quienes sentaron las bases para el desarrollo ulterior del manga. La revista británica Punch (1841) fue el modelo para la revista The Japan Punch (1862-87) de Wirgman, como lo había sido antes para otras revistas similares en otros países. También en 1877 se publicó el primer libro infantil extranjero: Max y Moritz del alemán Wilhelm Busch.
La expansión de las técnicas historietísticas europeas se tradujo en una producción lenta pero segura por parte de artistas autóctonos japoneses como Kiyochika Kayashi, Takeo Nagamatsu, Ippei Okomoto, Ichiro Suzuki y sobre todo Rakuten Kitazawa, cuya historieta Tagosaku to Mokube na Tokyo Kenbutsu 『田吾作と杢兵衛の東京見物』 se considera el primer manga en su sentido moderno. Todos ellos oficiaron de pioneros, difundiendo su obra a través de publicaciones como Tokyo Puck (1905), aunque, igual que en Europa, el uso de globos de diálogo que ya era habitual en la prensa estadounidense desde The Yellow Kid (1894) todavía no se había generalizado. Simultáneamente, desde 1915 se empezó a ensayar la adaptación del manga a la animación, lo que más tarde devendría en el surgimiento anime.
Los años 1920 y 1930 fueron muy halagüeños, con la aparición y triunfo del kodomo manga (historietas infantiles), como Las aventuras de Shochan (1923) de Shousei Oda/Tofujin y Los Tres Mosqueteros con botas en la cabeza (1930) de Taisei Makino/Suimei Imoto.
El cómic estadounidense -en especial Bringing up father (1913) de George McManus - se imita mucho en los años 20, lo que ayuda a implantar el globo de diálogo en series como Speed Taro (1930-33) de Sako Shishido, Ogon Bat (1930, un primer superhéroe) de Ichiro Suzaki/Takeo Nagamatsu y Las aventuras de Dankichi (1934), de Keizo Shimada, así como la tira cómica Fuku-Chan (1936-), de Ryuichi Yokohama. Para entonces, habían surgido historietas bélicas como Norakuro (1931-41) de Suihou Tagawa, ya que el manga sufría la influencia de las políticas militaristas que preludiaban la Segunda Guerra Mundial, durante la cual fue usado con fines propagandísticos. En 1945, las autoridades de ocupación estadounidenses prohibieron de manera generalizada este género.
El manga hasta 1945
Con la expansión de la influencia cultural europea en Japón, el manga moderno fue tomando vida a medida que se introducían técnicas de dibujo y
viñetado. Esto se tradujo en una producción lenta pero segura por parte de mangakas como Kitazawa, Ichiro Suzuki y Takeo Nagamatsu.
Los años 1920 y 1930 fueron muy auspiciosos, con la aparición de géneros como el Kodomo (manga para niños).
También las publicaciones se fueron perfeccionando en obras destacadas como Nagagatsu no Sanjushi, Speed Taro y Ogon Bat
(este último, el primer superhéroe). Simultáneamente, desde 1915 se venían haciendo los primeros ensayos para el pasaje del manga a la animación,
lo que más tarde derivaría en el surgimiento del anime.
Al llegar la Segunda Guerra Mundial, con la proliferación de políticas militaristas, el manga comenzó a verse influenciado por los relatos bélicos,
los cuales mostraban personajes perfectos e invencibles. Se utilizó al manga con fines propagandísticos hasta 1945, cuando las autoridades
estadounidenses de ocupación prohibieron de manera generalizada este tipo de historietas.
Nacimiento del Manga moderno tras 1945
Con la rendición incondicional en 1945, Japón entraría en una nueva era. El entretenimiento emergió como industria respondiendo a la
necesidad psicológica de evasión ante la cruda posguerra. La falta de recursos de la población en general requería de medios baratos de
entretenimiento.
De tal modo, la industria tokiota de mangas basados en revistas vio surgir competidores. Producto de las circunstancias, apareció el Kamishibai,
una especie de leyendas de ciego, que recorría los pueblos ofreciendo su espectáculo a cambio de la compra de caramelos. El Kamishibai no
competía con las revistas, pero sí otros dos nuevos medios centrados en Osaka:
- Por un lado, el sistema de bibliotecas de pago, que funcionaría con una red de 30.000 centros de préstamo por todo el país, produciendo sus propios mangas, en forma de revistas o tomos de 150 páginas.
- Por otro, los libros rojos, tomos de unas doscientas páginas de papel de baja calidad en blanco y negro, cuyo rasgo identificatorio eran sus portadas en color rojo y su bajo precio. Esta industria pagaba a sus artistas sueldos próximos a la miseria, pero a cambio éstos gozaban de una amplia libertad creativa.
Osamu Tezuka, estudiante de medicina veinteañero apasionado de los dibujos animados de Fleischer y Disney, cambiaría la faz de la
historieta japonesa con su primer libro rojo. La nueva isla del tesoro vendió sorpresivamente entre 400.000 y 800.000 ejemplares.
Su éxito fue aplicar al cómic un estilo cinematográfico descomponiendo los movimientos en varias viñetas y combinando este dinamismo con
abundantes efectos sonoros.
El éxito de Tezuka lo llevó a las revistas de Tokio, particularmente a la nueva Manga Shonen (1947) que fue la primera revista infantil dedicada
en exclusiva al manga, y en la que Tezuka publicó Astroboy. En estas revistas impuso su esquema de epopeya en forma de serie de relatos y diversificó
su producción en múltiples géneros, de los que destacan sus adaptaciones literarias y el manga para chicas o shōjo manga. A mediados de los 50,
Tezuka se trasladó a un edificio de la capital llamado Tokiwasi, al que peregrinarían los nuevos autores, entonces aspirantes, y actualmente estrellas.
Un año después, Shonen desapareció y los libros rojos agonizaron. Entre ambos, y por obra de Osamu Tezuka, habían puesto los pilares de la industria
del manga y anime contemporáneos. Al poco tiempo de su muerte algunos de los periódicos japoneses más importantes pidieron que se le entregara el
premio novel de literatura, aunque fue rechazado. Desde 1997 se celebra anualmente el Osamu Tezuka Culture Award, en honor a la aportación de Tezuka
al manga moderno, premio donde son galardonados aquellos mangaka que siguen la visión de Tezuka.
El triunfo de las revistas de manga acabó con el Kamishibai, y muchos de sus autores se refugiaron en el sistema de bibliotecas. Las revistas de
manga eran todas infantiles, y las bibliotecas encontraron un hueco creando un manga orientado hacia un público más adulto: el gekiga. Dejaron el
estilo de Disney por otro más realista y fotográfico abriendo el campo a nuevos géneros violentos, escatológicos o pornográficos como el horror, las
historias de samurais, los mangas sobre yakuzas, el erotismo, etc. Entre ellos cabe destacar a Sanpei Shirato que en 1964 patrocinaría la única revista
underground de la historia del manga, Garo. La competencia en el terreno gráfico del gekiga obligó a las revistas a reducir la presencia del texto, aumentar
el número de páginas y tamaño para su mejor visión.
Con el comienzo del auge económico la gente exigía más manga. En respuesta, una de las principales editoras de libros, Kodansha,
entró en 1959 en el mercado de revistas. Su título Shōnen Magazine, cambió la pauta de periodicidad mensual a semanal, multiplicando
la producción e imponiendo a los autores el estajanovismo, aunque esta vez con sueldos millonarios. Pronto, otros grupos editores como Shueisha,
Shogakukan o Futabasha se unirían. Este sistema de producción sacrificaría el color, la calidad del papel y la sofisticación temática, llevándose también
de paso la crítica política. Pero aumentaría vertiginosamente las ventas hasta cifras astronómicas y con ellas los beneficios empresariales,
convirtiendo al manga en el medio de comunicación audiovisual más importante del país.
La expansión internacional (década de 1990)
En 1988, gracias al éxito de la versión cinematográfica de Akira, basada en el manga homónimo del dibujante Katsuhiro Otomo,
publicado en 1982 en la revista Young Magazine de la editorial Kōdansha, el manga empezó a difundirse internacionalmente a escalas
jamás antes soñadas. A finales de los años noventa, el manga influyó en las publicaciones de los gigantes del cómic estadounidense Marvel
Comics y DC Comics: incluso fue contratado (sin mucho éxito) el mangaka japonés Kia Asamiya para una de sus series bandera, Uncanny X-Men.
Pero el gran suceso que la producción japonesa Akira llevó a Occidente no fue algo que se forjó de la noche a la mañana.
Ya en los años 1960 Osamu Tezuka había vendido los derechos de emisión de su primera serie Astro Boy a la cadena estadounidense NBC
consiguiendo un éxito bastante notable de audiencia infantil. En los años setenta, le sucedieron las series de animación Mazinger Z, Great Mazinger,
Grendizer, siendo esta última un estallido mediático en Francia, donde se la conocería como Goldorak. Todas ellas se basaban en los
cómics del mangaka Gō Nagai, actual magnate de un imperio de distribución editorial. En la década de los 80, empezaron a destacarse series
de otra índole, como Macross, conocida en Occidente por Robotech: la revisión de Osamu Tezuka de Astroboy pero en esta ocasión vuelta a filmar
en color y con aires ya más modernos. A la que se sumó la saga épica Gundam, basada en el cómic serie, sólo superada en temporadas y episodios
por la serie de animación estadounidense Los Simpson de Matt Groening.
Uno de los autores más relevantes e importantes en el apogeo mediático de finales de los ochenta y principios de los noventa,
ha sido el mangaka Akira Toriyama, creador de la famosa serie Dragon Ball y de la serie Dr. Slump, ambas caracterizadas por su humor picante,
irreverente y absurdo. Tal fue el éxito de sus dos obras que en algunos países europeos llegó a desbancar de las listas de ventas de historieta al
cómic estadounidense y a los cómics nacionales durante bastantes años. Este fenómeno fue más marcado en España, donde en pocos años
Dragon Ball vendió tantos ejemplares, que se considera el tebeo más vendido en la historia del país. La revista Shōnen Jump —en momentos
puntuales, especialmente durante algunas semanas que coincidían con episodios decisivos de la serie Dragon Ball— llegó a aumentar su tirada
semanal en 6 millones de ejemplares.
Al día de hoy el género del manga se ha consolidado en la sociedad occidental debido al éxito cosechado durante las décadas pasadas.
Incluso fue imitado por autores europeos y estadounidenses, quienes trataron de competir con la cuidada estética y los recursos visuales
de este género. La importancia del manga ha aumentado considerablemente, dejando de ser algo minoritario en Occidente para constituirse
en un fenómeno comercial y cultural, en competencia directa con la hegemonía narrativa estadounidense y europea.
Incluso la poderosa Disney ha apreciado las producciones japonesas como producto comercial de calidad. Su distribuidora Buenavista obtuvo
los derechos de distribución en cine de las películas del estudio Ghibli, del cual han salido muchas de las mejores obras que Japón ha dado al
mundo de la mano de Hayao Miyazaki. Su éxito ha sido muy grande, tanto que la película de animación El viaje de Chihiro recibió en el 2002 el
Oscar de la Academia a la mejor película de animación, premio que jamás una película japonesa de animación pudo ganar.
El más popular y reconocido estilo manga es muy distintivo. Los rasgos más característicos se basan muchas veces en la línea sobre la forma,
el modo de contar la historia y la manera de colocar los paneles que lo diferencian sobre todo de la historieta occidental. Los paneles y las
páginas son típicamente leídas de derecha a izquierda al igual que la escritura tradicional japonesa. Aunque el arte pueda llegar a ser muy real
para los mangaka se observa a menudo los rasgos occidentales como los ojos grandes. Los ojos grandes se han convertido en una característica
permanente del manga y el anime desde los años 1960 cuando Osamu Tezuka, creador de Astro Boy y considerado el padre del manga moderno,
comenzó a dibujar de esa forma, imitando el estilo de las historietas de Disney de los Estados Unidos. A pesar de ser una forma de arte muy diversa,
no todos los mangaka se adhieren a las convenciones más popularizadas en el occidente como Akira, Sailor Moon, Dragon Ball y Ranma ½.
Exportaciones
Cuando se comenzaron a traducir algunos títulos de manga, se les añadía color y se invertía el formato en un proceso conocido como «flopping» para que pudieran ser leídos a la manera occidental, es decir de izquierda a derecha, también conocido como «espejado». Sin embargo, varios creadores (como Akira Toriyama), no aprobaron que sus trabajos fueran modificados de esa forma, ya que se perdía la esencia de la imagen y el encuadre original, y exigieron que mantuvieran el formato original. Pronto, como consecuencia de la demanda de los fanáticos y la exigencia de los creadores, la mayoría de las editoriales comenzó a ofrecer el formato original de derecha a izquierda, que ha llegado a convertirse en un estándar para los lectores de manga fuera de Japón. También es frecuente que las traducciones incluyan notas de detalles acerca de la cultura del Japón que no resultan familiares a las audiencias extranjeras y que facilitan el entendimiento de las publicaciones. La cantidad de mangas que han sido traducidos a un múltiples idiomas y vendidos en diferentes países sigue en aumento. Han surgido grandes casas editoriales fuera de Japón como la estadounidense VIZ Media centradas únicamente en la comercialización de manga. La francesa Glénat vive una segunda juventud gracias a publicación de cómic japonés. Los mercados que importan más manga son Francia (siendo este país el segundo del mundo en edición de cómics de origen japonés por detrás solamente del mismo Japón), los Estados Unidos, España y el Reino Unido. Francia sobresale por poseer un mercado sumamente variado a lo que manga se refiere. Muchos trabajos publicados en Francia caen en géneros que usualmente no tienen mucho mercado en otros países fuera de Japón, como el drama orientado a adultos o los trabajos experimentales y alternativos. Artistas como Jirō Taniguchi que resultaban desconocido para la mayor parte de los países occidentales ha recibido mucho predicamento en Francia. La diversidad de manga en Francia se debe en gran parte a que este país tiene un mercado de historietas conocido como franco-belga muy bien establecido. En el sentido contrario, autores franceses, como Jean Giraud se han quejado de «el manga llega a Europa, pero el cómic europeo no va a Japón».9 La compañía TOKYOPOP, se ha dado a conocer en los Estados Unidos acreditándose el auge en ventas de manga, particularmente para un público de chicas adolescentes. Muchos críticos coinciden en que sus publicaciones agresivas hacen énfasis en la cantidad sobre la calidad siendo responsables de algunas traducciones de dudosa calidad. Aunque el mercado de historietas en Alemania resulta pequeño en comparación con otros países de Europa, el manga ha favorecido cierto auge de las mismas. Luego de un imprevisto comienzo temprano en los años 1990, el movimiento manga tomo velocidad con la publicación de Dragon Ball en 1997. Hoy, el manga mantiene un 75 a 80% de las ventas de historietas publicadas en Alemania, con las mujeres sobrepasando como lectoras a los varones. La compañía Chuang Yi publica manga en inglés y chino en Singapur; algunos de los títulos de Chuang Yi son importados a Australia y Nueva Zelanda. En Corea, se puede encontrar manga en la mayoría de las librerías. Sin embargo, es común la práctica de leer manga «en línea» ya que resulta más económico que una versión impresa. Casas editoriales como Daiwon y Seoul Munhwasa publican la mayor parte del manga en Corea. En Tailandia antes de 1992-1995 la mayoría del manga disponible salía de forma rápida, sin licencia, de baja calidad. Recientemente, las traducciones licenciadas han comenzado a aparecer, pero continúan siendo baratas comparadas con otros países. Entre las editoriales de manga en Tailandia se encuentran Vibunkij, Siam Inter Comics, Nation Edutainment y Bongkouh. En Indonesia, se ha producido un crecimiento rápido en las industrias de este tipo, hasta convertidrse en uno de los mercados más grandes de manga fuera de Japón. El manga en Indonesia es publicado por Elex Media Komputindo, Acolyte, Gramedia.
Influencia fuera de Japón
El manga ha influido en gran medida la historieta y la animación internacional alrededor de todo el mundo. Artistas tan reconocidos como los estadounidenses Frank Miller y Scott McCloud son ejemplo de la influencia del manga en algunos de sus trabajos. Otros artistas como los también estadounidenses Brian Wood (Demo) y Becky Cloonan así como el canadiense Bryan Lee O'Malley (Lost At Sea) son en gran parte influenciados por el estilo de manga comercial y han sido alabados por sus trabajos fuera del círculo de fanáticos de manga y anime. Estos artistas poseen otras influencias que hacen que sus trabajos gusten a lectores no asiduos al manga. Además sus raíces están en la subcultura de manga en sus respectivas regiones. El artista estadounidense Paul Pop trabajó en Japón para Kodansha en la antología de manga Afternoon. Luego de ser despedido (debido a un cambio editorial en Kodansha) estuvo desarrollando algunas ideas para la antología que luego publicaría en los Estados Unidos bajo el nombre de Heavy Liquid. Como resultado su trabajo contiene una gran influencia del manga sin las influencias internacionales de la cultura otaku. La influencia del manga es muy destacable en la industria de historietas original de casi todos los países del Extremo Oriente e Indonesia. Al día de hoy el manga también se ha consolidado en la sociedad occidental debido al éxito cosechado durante las décadas pasadas, dejando de ser algo exclusivo de un país para constituirse en un fenómeno comercial y cultural global, en competencia directa con la hegemonía narrativa estadounidense y europea.
El ejemplo más claro de la influencia internaciónal del manga se encuentra en el denominado amerimanga, es decir, el conjunto de artistas fuera del Japón que han creado historietas bajo la influencia del manga y el anime japonés pero para un público estadounidense. Y es que el manga se ha vuelto tan popular que muchas compañías fuera del Japón han lanzado sus propios títulos basados en el manga como Antarctic Press, Oni Press, Seven Seas Entertainment, TOKYOPOP e incluso Archie Comics que mantienen el mismo tipo de historia y estilo que los mangas originales. El primero de estos títulos salió al mercado en 1985 cuando Benn Dunn, fundador de Antartic Press, lanzó Magazine (cómic) y Ninja High School. Artistas como los estadounidenses Brian Wood (Demo) y Becky Cloonan así como el canadiense Bryan Lee O'Malley (Lost At Sea) están en gran parte influenciados por el estilo de manga comercial y han sido alabados por sus trabajos fuera del círculo de fanáticos de manga y anime. Mientras que Antarctic Press se refería a sus trabajos como «amerimanga», no todos estos trabajos inspirados en el manga son creados por estadounidenses. Muchos de estos artistas que trabajan en Seven Seas Entertainment en series como Last Hope o Amazing Agent Luna son de origen filipino y TOKYOPOP tiene una gran variedad de artistas coreanos y japoneses en algunos de sus títulos como Warcraft y Princesa Ai. Otros artistas estadounidenses con influencia del manga en algunas de sus obras son Frank Miller, Scott McCloud y sobre todo Paul Pop. Este último trabajó en Japón para Kōdansha en la antología de manga Afternoon y luego de ser despedido (debido a un cambio editorial en Kodansha) continuó con las ideas que había desarrollado para la antología, publicando en los Estados Unidos bajo el nombre de Heavy Liquid. Su trabajo contiene, por tanto, una gran influencia del manga sin las influencias internacionales de la cultura otaku. En el otro sentido, la editorial estadounidense Marvel Comics llegó a contratar al mangaka japonés Kia Asamiya para una de sus series bandera, Uncanny X-Men. En Francia existe el movimiento llamado «La nouvelle manga» iniciado por Frédéric Boilet, que trata de combinar la sofisticación madura del manga con el estilo artístico de las historietas franco-belgas. Mientras que el movimiento envuelve a artistas japoneses, un puñado de artistas franceses han adoptado la idea de Boilet. El ejemplo más claro de la influencia internacional del manga se encuentra en el denominado amerimanga que no es otra cosa que los artistas fuera del Japón que han creado historietas bajo la influencia del manga y el anime japonés pero creadas principalmente para un público de habla inglesa. En adición, existen muchos artistas aficionados que son influidos exclusivamente por el estilo del manga. Muchos de estos artistas se han vuelto muy populares haciendo pequeñas publicaciones de historietas y mangas utilizando mayormente el medio del Internet para hacer conocer sus trabajos. En España, y en el resto de Europa de hecho se está desarrolando actualmente a marchas forzadas los «mangakas» españoles. De hecho editoriales extranjeras están buscando a mangakas españoles para la publicación de mangas en sus respectivos países. Ejemplos como Sebastián Riera, Desireé Martínez, Studio Kôsen, y muchos otros están consiguiendo poco a poco posicionar este nuevo manga, llamado Iberomanga, o Euromanga, cuando engloba a los autores que se están dando a conocer en Europa. Además, existen muchos artistas aficionados que son influidos exclusivamente por el estilo del manga. Muchos de estos artistas se han vuelto muy populares haciendo pequeñas publicaciones de historietas y mangas utilizando mayormente Internet para dar a conocer sus trabajos. Sin embargo, lo más importante de todo es que gracias a la irrupción del manga en Occidente, la población juvenil de estas regiones ha vuelto a interesarse masivamente por la Historieta como medio, algo que no sucedía desde la implantación de otras formas de ocio como la TV.
Exportaciones
Cuando se comenzaron a traducir algunos títulos de manga, se les añadía color y se invertía el formato en un proceso conocido como «flopping» para que pudieran ser leídos a la manera occidental, es decir de izquierda a derecha, también conocido como «espejado». Sin embargo, varios creadores (como Akira Toriyama), no aprobaron que sus trabajos fueran modificados de esa forma, ya que se perdía la esencia de la imagen y el encuadre original, y exigieron que mantuvieran el formato original. Pronto, como consecuencia de la demanda de los fanáticos y la exigencia de los creadores, la mayoría de las editoriales comenzó a ofrecer el formato original de derecha a izquierda, que ha llegado a convertirse en un estándar para los lectores de manga fuera de Japón. También es frecuente que las traducciones incluyan notas de detalles acerca de la cultura del Japón que no resultan familiares a las audiencias extranjeras y que facilitan el entendimiento de las publicaciones. La cantidad de mangas que han sido traducidos a un múltiples idiomas y vendidos en diferentes países sigue en aumento. Han surgido grandes casas editoriales fuera de Japón como la estadounidense VIZ Media centradas únicamente en la comercialización de manga. La francesa Glénat vive una segunda juventud gracias a publicación de cómic japonés. Los mercados que importan más manga son Francia (siendo este país el segundo del mundo en edición de cómics de origen japonés por detrás solamente del mismo Japón), los Estados Unidos, España y el Reino Unido. Francia sobresale por poseer un mercado sumamente variado a lo que manga se refiere. Muchos trabajos publicados en Francia caen en géneros que usualmente no tienen mucho mercado en otros países fuera de Japón, como el drama orientado a adultos o los trabajos experimentales y alternativos. Artistas como Jirō Taniguchi que resultaban desconocido para la mayor parte de los países occidentales ha recibido mucho predicamento en Francia. La diversidad de manga en Francia se debe en gran parte a que este país tiene un mercado de historietas conocido como franco-belga muy bien establecido. En el sentido contrario, autores franceses, como Jean Giraud se han quejado de «el manga llega a Europa, pero el cómic europeo no va a Japón».9 La compañía TOKYOPOP, se ha dado a conocer en los Estados Unidos acreditándose el auge en ventas de manga, particularmente para un público de chicas adolescentes. Muchos críticos coinciden en que sus publicaciones agresivas hacen énfasis en la cantidad sobre la calidad siendo responsables de algunas traducciones de dudosa calidad. Aunque el mercado de historietas en Alemania resulta pequeño en comparación con otros países de Europa, el manga ha favorecido cierto auge de las mismas. Luego de un imprevisto comienzo temprano en los años 1990, el movimiento manga tomo velocidad con la publicación de Dragon Ball en 1997. Hoy, el manga mantiene un 75 a 80% de las ventas de historietas publicadas en Alemania, con las mujeres sobrepasando como lectoras a los varones. La compañía Chuang Yi publica manga en inglés y chino en Singapur; algunos de los títulos de Chuang Yi son importados a Australia y Nueva Zelanda. En Corea, se puede encontrar manga en la mayoría de las librerías. Sin embargo, es común la práctica de leer manga «en línea» ya que resulta más económico que una versión impresa. Casas editoriales como Daiwon y Seoul Munhwasa publican la mayor parte del manga en Corea. En Tailandia antes de 1992-1995 la mayoría del manga disponible salía de forma rápida, sin licencia, de baja calidad. Recientemente, las traducciones licenciadas han comenzado a aparecer, pero continúan siendo baratas comparadas con otros países. Entre las editoriales de manga en Tailandia se encuentran Vibunkij, Siam Inter Comics, Nation Edutainment y Bongkouh. En Indonesia, se ha producido un crecimiento rápido en las industrias de este tipo, hasta convertidrse en uno de los mercados más grandes de manga fuera de Japón. El manga en Indonesia es publicado por Elex Media Komputindo, Acolyte, Gramedia.
Influencia fuera de Japón
El manga ha influido en gran medida la historieta y la animación internacional alrededor de todo el mundo. Artistas tan reconocidos como los estadounidenses Frank Miller y Scott McCloud son ejemplo de la influencia del manga en algunos de sus trabajos. Otros artistas como los también estadounidenses Brian Wood (Demo) y Becky Cloonan así como el canadiense Bryan Lee O'Malley (Lost At Sea) son en gran parte influenciados por el estilo de manga comercial y han sido alabados por sus trabajos fuera del círculo de fanáticos de manga y anime. Estos artistas poseen otras influencias que hacen que sus trabajos gusten a lectores no asiduos al manga. Además sus raíces están en la subcultura de manga en sus respectivas regiones. El artista estadounidense Paul Pop trabajó en Japón para Kodansha en la antología de manga Afternoon. Luego de ser despedido (debido a un cambio editorial en Kodansha) estuvo desarrollando algunas ideas para la antología que luego publicaría en los Estados Unidos bajo el nombre de Heavy Liquid. Como resultado su trabajo contiene una gran influencia del manga sin las influencias internacionales de la cultura otaku. La influencia del manga es muy destacable en la industria de historietas original de casi todos los países del Extremo Oriente e Indonesia. Al día de hoy el manga también se ha consolidado en la sociedad occidental debido al éxito cosechado durante las décadas pasadas, dejando de ser algo exclusivo de un país para constituirse en un fenómeno comercial y cultural global, en competencia directa con la hegemonía narrativa estadounidense y europea.
El ejemplo más claro de la influencia internaciónal del manga se encuentra en el denominado amerimanga, es decir, el conjunto de artistas fuera del Japón que han creado historietas bajo la influencia del manga y el anime japonés pero para un público estadounidense. Y es que el manga se ha vuelto tan popular que muchas compañías fuera del Japón han lanzado sus propios títulos basados en el manga como Antarctic Press, Oni Press, Seven Seas Entertainment, TOKYOPOP e incluso Archie Comics que mantienen el mismo tipo de historia y estilo que los mangas originales. El primero de estos títulos salió al mercado en 1985 cuando Benn Dunn, fundador de Antartic Press, lanzó Magazine (cómic) y Ninja High School. Artistas como los estadounidenses Brian Wood (Demo) y Becky Cloonan así como el canadiense Bryan Lee O'Malley (Lost At Sea) están en gran parte influenciados por el estilo de manga comercial y han sido alabados por sus trabajos fuera del círculo de fanáticos de manga y anime. Mientras que Antarctic Press se refería a sus trabajos como «amerimanga», no todos estos trabajos inspirados en el manga son creados por estadounidenses. Muchos de estos artistas que trabajan en Seven Seas Entertainment en series como Last Hope o Amazing Agent Luna son de origen filipino y TOKYOPOP tiene una gran variedad de artistas coreanos y japoneses en algunos de sus títulos como Warcraft y Princesa Ai. Otros artistas estadounidenses con influencia del manga en algunas de sus obras son Frank Miller, Scott McCloud y sobre todo Paul Pop. Este último trabajó en Japón para Kōdansha en la antología de manga Afternoon y luego de ser despedido (debido a un cambio editorial en Kodansha) continuó con las ideas que había desarrollado para la antología, publicando en los Estados Unidos bajo el nombre de Heavy Liquid. Su trabajo contiene, por tanto, una gran influencia del manga sin las influencias internacionales de la cultura otaku. En el otro sentido, la editorial estadounidense Marvel Comics llegó a contratar al mangaka japonés Kia Asamiya para una de sus series bandera, Uncanny X-Men. En Francia existe el movimiento llamado «La nouvelle manga» iniciado por Frédéric Boilet, que trata de combinar la sofisticación madura del manga con el estilo artístico de las historietas franco-belgas. Mientras que el movimiento envuelve a artistas japoneses, un puñado de artistas franceses han adoptado la idea de Boilet. El ejemplo más claro de la influencia internacional del manga se encuentra en el denominado amerimanga que no es otra cosa que los artistas fuera del Japón que han creado historietas bajo la influencia del manga y el anime japonés pero creadas principalmente para un público de habla inglesa. En adición, existen muchos artistas aficionados que son influidos exclusivamente por el estilo del manga. Muchos de estos artistas se han vuelto muy populares haciendo pequeñas publicaciones de historietas y mangas utilizando mayormente el medio del Internet para hacer conocer sus trabajos. En España, y en el resto de Europa de hecho se está desarrolando actualmente a marchas forzadas los «mangakas» españoles. De hecho editoriales extranjeras están buscando a mangakas españoles para la publicación de mangas en sus respectivos países. Ejemplos como Sebastián Riera, Desireé Martínez, Studio Kôsen, y muchos otros están consiguiendo poco a poco posicionar este nuevo manga, llamado Iberomanga, o Euromanga, cuando engloba a los autores que se están dando a conocer en Europa. Además, existen muchos artistas aficionados que son influidos exclusivamente por el estilo del manga. Muchos de estos artistas se han vuelto muy populares haciendo pequeñas publicaciones de historietas y mangas utilizando mayormente Internet para dar a conocer sus trabajos. Sin embargo, lo más importante de todo es que gracias a la irrupción del manga en Occidente, la población juvenil de estas regiones ha vuelto a interesarse masivamente por la Historieta como medio, algo que no sucedía desde la implantación de otras formas de ocio como la TV.
La industria del manga
El manga en Japón es un auténtico fenómeno de masas. Un único dato sirve para ilustrar la magnitud de este fenómeno: En 1989, el 38% de todos los libros y revistas publicados en Japón eran de manga.
Como se puede suponer por esta cifra, el manga no es sólo cosa de jóvenes. En Japón hay manga para todas las edades, profesiones y estratos sociales, incluyendo amo/as de casa, oficinistas, adolescentes, obreros, etc. El manga erótico y pornográfico (hentai) supone una cuarta parte de las ventas totales.
Las revistas de manga son publicaciones semanales o mensuales de entre 200 y 900 páginas. En las revistas de manga
concurren muchas series distintas con entre 20 a 40 páginas por cada una en cada número de la revista. A estas revistas se
les conoce como "revistas manga" o "revistas antológicas" y suelen ser impresos de baja calidad que rondan entre las 200 y 850 páginas de longitud.
Suelen ser publicaciones en blanco y negro con excepción de la portada y usualmente algunas páginas del comienzo. También contienen varias
historietas de cuatro viñetas. Si las series mangas resultan ser exitosas se les puede ver publicadas por varios años.
Cuando una serie se ha publicado por un tiempo, los capítulos se reúnen en tomos de (generalmente) unas 200 páginas
(que recopilan 10 u 11 capítulos que han aparecido en la revista) conocidos como tankōbon. El papel y las tintas son de mejor calidad, y
quien haya sido atraído por una historia concreta de la revista la comprará cuando salga a la venta en forma de tankōbon. Recientemente han sido
impresas versiones "de lujo" para aquellos lectores que buscan un impreso de mayor calidad y que buscan algo especial.
De forma orientativa, las revistas cuestan en torno a 200 o 300 yenes (algo menos de 2 o 3 euros) y los tankōbon cuestan unos 400 yenes (3,50 euros).
Otra variante que ha surgido por la proliferación del intercambio de archivos a través del Internet es el formato digital que permite la lectura en un
computador o similar; denominándose e-comic (al igual que su hermano occidental, el comic). Los formatos más comúnmente usados para ello son
el .cbr y .cbz, que realmente son archivos comprimidos (en rar y en zip, respectivamente) con imágenes en formatos comunes (jpeg y gif sobre todo)
en su interior. También se suelen distribuir como imágenes sueltas o también en formato pdf o lit.
Algunas de las revistas de manga más conocidas son:
- Big Comic Original
- Shōnen Jump
- Shōnen Magazine
- Shōnen Sunday
- Ribon
- Nakayoshi
Manga fuera de Japón
El manga ha sido traducido a un sin número de idiomas en diferentes países incluyendo Corea, China, Francia, Alemania, Italia, España,
México y muchos más. Incluso han surgido grandes casas editoriales fuera de Japón como la estadounidense VIZ Media y la francesa Glénat.
Se les conocen títulos importantes como Dragon Ball, Saint Seiya, Captain Tsubasa, Pokémon, Neon Genesis Evangelion, Slayers, Rurouni Kenshin,
Naruto o Yu-Gi-Oh!, entre otros. Fuera de Japón, los mercados de manga más grande radican en los Estados Unidos y el Reino Unido.
Cuando se comenzó a traducir algunos títulos de manga, el arte y el formato eran invertidos en un proceso conocido como "flopping"
para que pudieran ser leídos de la manera Occidental, de izquierda a derecha. Sin embargo, varios creadores (como Akira Toriyama), no aprobaron
que sus trabajos fueran modificados de esa forma, y exigieron que mantuvieran el formato original. Pronto, como consecuencia de la demanda de los
fanáticos y el pedido de los creadores, la mayoría de las editoriales comenzó a ofrecer el formato original de derecha a izquierda, que se ha llegado
ha convertir en un estándar para los lectores de manga fuera de Japón.
Las traducciones de manga comúnmente incluyen notas de detalles acerca de la cultura del Japón que no resultan familiares a las audiencias
extranjeras y que facilitan el entendimiento de las publicaciones.
La compañía TOKYOPOP, se ha dado a conocer en los Estados Unidos acreditándose el auge en ventas de manga, particularmente para un
público de chicas adolescentes. Muchos críticos coinciden en que sus publicaciones agresivas hacen énfasis en la cantidad sobre la calidad siendo
responsables de algunas traducciones que aparentan baja calidad.
Francia sobresale por poseer un mercado sumamente variado a lo que manga se refiere. Muchos trabajos publicados en Francia
caen en géneros que usualmente no tienen mucho mercado en otros países fuera de Japón, como el drama orientado a adultos o los trabajos
experimentales y alternativos. Artistas como Jiro Taniguchi que resulta desconocido para la mayor parte de los países occidentales ha recibido mucha
demanda en Francia. La diversidad de manga en Francia se debe en gran parte a que este país tiene un mercado de historietas conocido como
historietas Franco-Belga muy bien establecido.
Aunque el mercado de historietas en Alemania resulta pequeño en comparación con otros países de Europa, el manga ha creado un nuevo auge.
Luego de un imprevisto comienzo temprano en los años 1990, el movimiento manga tomo velocidad con la publicación de Dragon Ball en 1997. Hoy,
el manga mantiene un 75 a 80% de las ventas de historietas publicadas en Alemania, con las mujeres sobrepasando como lectoras a los varones.
La compañía Chuang Yi publica manga en inglés y chino en Singapur; algunos de los títulos de Chuang Yi son importados a Australia y Nueva Zelanda.
En Indonesia, el manga ha encontrado fanáticos rápidamente con un crecimiento rápido en las industrias de este tipo, e Indonesia se ha
convertido en uno de los mercados más grandes de manga fuera de Japón. El manga en Indonesia es publicado por Elex Media Komputindo, Acolyte,
Gramedia. Es notable la influencia del manga en la industria de historietas original de este país.
Otra forma de distribución muy popular del manga fuera de Japón es a través del Internet (mayormente de forma alegal). Lo más común es que
un reducido grupo de personas digitalice la versión original editando los cuadros de texto y traduciéndolos, para posteriormente distribuirlo libremente,
usualmente por medios como el IRC o programas P2P como BitTorrent o Emule. Este proceso de traducción se conoce como scanlation (del inglés scan:
escanear; y translation: traducción).
La mayoría de estos grupos se conocen como fansubs, y justifican sus acciones con peticiones para que las personas no distribuyan sus archivos y
compren las copias originales cuando sus proyectos sean licenciados. Pero es de esperar que la mayoría de los lectores continúe descargando copias
sin autorización.
En Corea, se puede encontrar manga en la mayoría de las librerías. Sin embargo, es común la práctica de leer manga "en línea" ya que resulta más
económico que una versión impresa. Casas editoriales como Daiwon y Seoul Munhwasa publican la mayor parte del manga en Corea.
En Tailandia antes de 1992-1995 la mayoría del manga disponible salía de forma rápida, sin licencia, de baja calidad. Recientemente, las
traducciones licenciadas han comenzado a aparecer, pero continúan siendo baratas comparadas con otros países. Entre las editoriales de manga en
Tailandia se encuentran Vibunkij, Siam Inter Comics, Nation Edutainment y Bongkouh.
El manga se ha vuelto tan popular que muchas compañías fuera del Japón han lanzado sus propios títulos basados en el manga japonés como
Antarctic Press, Oni Press, Seven Seas Entertainment, TOKYOPOP e incluso Archie Comics que mantienen el mismo tipo de historia y estilo que el
manga comercial japonés. El primero de estos títulos salió al mercado en 1985 cuando Benn Dunn, fundador de Antartic Press, lanzó Magazine y Ninja
High School.
Mientras que Antarctic Press se refería a sus trabajos como "Amerimanga", no todos estos trabajos inspirados en el manga son creados por
estadounidenses. Muchos de estos artistas que trabajan en Seven Seas Entertainment en series como Last Hope o Amazing Agent son de origen filipino
y TOKYOPOP tiene una gran variedad de artistas coreanos y japoneses en algunos de sus títulos como Warcraft y Princesa Ai.
La industria del manga
El manga en Japón es un auténtico fenómeno de masas. Un único dato que sirve para ilustrar la magnitud de este fenómeno: en 1989, el 38% de todos
los libros y revistas publicados en Japón eran de manga.
Como se puede suponer por esta cifra, el manga no es sólo cosa de jóvenes. En Japón hay manga para todas las edades, profesiones y estratos
sociales, incluyendo amas de casa, oficinistas, adolescentes, obreros, etc. El manga erótico y pornográfico (hentai) supone una cuarta parte de las
ventas totales.
Y en cuanto a las revistas, tienen tiradas espectaculares: al menos diez de ellas pasan del millón de ejemplares semanales. Shōnen Jump es la revista
más vendida, con 6 millones de ejemplares cada semana. Shōnen Magazine le sigue con 4 millones.
Tipología
Segmento de población
Es habitual que los aficionados al manga, en lugar de usar clasificaciones por género, clasifiquen las historietas en función del segmento de población al que se dirigen. Para ello usan términos nipones como los siguientes:
- Kodomo manga: dirigido a niños
- Shōnen manga: dirigido a chicos adolescentes
- Shōjo manga: dirigido a chicas adolescentes
- Seinen manga: dirigido a hombres jóvenes y adultos
- Josei manga: dirigido a mujeres jóvenes y adultas
La clasificación de los mangas por género se vuelve extremadamente ardua, dada la riqueza de la producción nipona, en la que una misma serie puede abarcar varios géneros y mutar además a lo largo del tiempo. De ahí que la clasificación por segmento de población sea mucho más frecuente. El aficionado occidental al manga usa, sin embargo, algunos términos nipones que permiten designar a algunos de los subgéneros -que no géneros- más específicos, y que no tienen un equivalente preciso en castellano. Son los siguientes:
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